-J. Nobécourt -Suele decirse que Lacan ha sido el
protagonista de "una revolución del psicoanálisis". ¿Piensa que
es exacta y aceptable esta definición de "revolucionario"?
M. F.-Yo creo que Lacan habría rechazado ese término de
"revolucionario" y la idea misma de una revolución en psicoanálisis.
Él quería simplemente ser "psicoanalista". Lo que a sus ojos suponía
una violenta ruptura con todo lo que tendiera a hacer que el psicoanálisis
dependiera de la psiquiatría, o a hacerlo un capítulo algo sofístico de la
psicología. Él quería sustraer al psicoanálisis de la proximidad, que
consideraba peligrosa, de la medicina y las instituciones médicas. Buscaba en
él no un proceso de normalización de los comportamientos, sino una teoría del
sujeto. Es porque, pese a la apariencia de un discurso extremadamente
especulativo, su pensamiento no era ajeno a los esfuerzos que se habían hecho
para cuestionar las prácticas de la medicina mental.
-Si Lacan, como usted dice, no ha sido un revolucionario,
es totalmente cierto que sus obras han tenido una influencia muy grande en la
cultura en las últimas décadas. ¿Qué es lo que ha cambiado después de Lacan en
los modos de ser de la cultura?
M. F.- ¿Qué ha cambiado? Si me remonto a los años cincuenta,
la época donde el estudiante que yo era leía las obras de Lévi-Strauss y los
primeros textos de Lacan, me parece que la novedad era la siguiente:
descubríamos que la filosofía y las ciencias humanas vivían sobre una
concepción muy tradicional del sujeto, y que no era suficiente decir, con
algunos, que el sujeto era radicalmente libre, y con otros, que estaba
determinado por condiciones sociales. Nosotros descubrimos que había que buscar
liberar todo lo que se esconde detrás del empleo aparentemente simple del
pronombre "yo" [je]. El sujeto, una cosa compleja, frágil, de
la que es tan difícil hablar, y sin la cual no podemos hablar.
-Lacan tuvo muchos adversarios. Fue acusado de hermetismo
y de "terrorismo intelectual". ¿Qué piensa de esas acusaciones?
M. F.- Pienso que el hermetismo de Lacan se debía al hecho
de que él quería que la lectura de sus textos no fuera simplemente una
"toma de conciencia" de sus ideas. Él quería que el lector se
descubriera él mismo [lui-même] como sujeto del deseo a través de
esta lectura. Lacan quería que la obscuridad de sus Escritos fuera
la complejidad misma del sujeto, y que el trabajo necesario para comprenderlo
fuera un trabajo a realizar sobre sí mismo [soi-même]. En cuanto al
"terrorismo", solamente subrayaré una cosa: Lacan no ejercía ningún
poder institucional. Los que lo escuchaban querían escucharlo, precisamente.
Solo aterrorizaba a los que tenían miedo. La influencia que uno ejerce nunca
puede ser un poder que se impone.
Trad. Gabriel Meraz.
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