jueves, 21 de febrero de 2013

Arthur Drummond (1871-1951) -His Majesty the Baby


Esta pintura victoriana, inspiró a Freud primero en su texto "El creador literario y el fantaseo" (1908) y mas tarde en Introducción al Narcisismo. Aquí va la cita:



"El narcisismo primario que suponemos en el niño, y que contiene una de las premisas de nuestras teorías sobre la libido, es más difícil de asir por observación directa que de comprobar mediante una inferencia retrospectiva hecha desde otro punto. Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, habremos de discernida como renacimiento y reproducción del narcisismo propio, ha mucho abandonado .La sobrestimación, marca inequívoca que apreciamos como estigma narcisista ya en el caso de la elección de objeto, gobierna, como todos saben, este vínculo afectivo . Así prevalece una compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones ( para lo cual un observador desapasionado no descubriría motivo alguno ) y a encubrir y olvidar todos sus defectos ( lo cual mantiene estrecha relación con la desmentida de la sexualidad infantil ) . Pero también prevalece la proclividad a suspender frente al niño todas esas conquistas culturales cuya aceptación hubo de arrancarse al propio narcisismo, y a renovar a propósito de él la exigencia de prerrogativas a que se renunció hace mucho tiempo. El niño debe tener mejor suerte que sus padres, no debe estar sometido a esas necesidades objetivas cuyo imperio en la vida hubo de reconocerse. Enfermedad, muerte, renuncia al goce , restricción de la voluntad propia no han de tener vigencia para el niño, las leyes de la naturaleza y de la sociedad han de cesar ante él, y realmente debe ser de nuevo el centro y el núcleo de la creación. His Majesty the Baby, como una vez nos creímos. Debe cumplir los sueños, los irrealizados deseos de sus padres; el varón será un grande hombre y un héroe en lugar del padre, y la niña se casará con un príncipe corno tardía recompensa para la madre. El punto más espinoso del sistema narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia ,', duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño . El conmovedor amor parental, tan infantil en el fondo, no es otra cosa que el narcisismo redivivo de los padres, que en su trasmudación al amor de objeto revela inequívoca su prístina naturaleza." (Freud, 1914:87-88)

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